…vería que en las calles de New York City el hombre-anuncio es una de las formas de publicidad más en auge. Pues sí: pese a ser la capital occidental con mayor nivel de penetración tecnológica, parece que la octavilla y el hombre-anuncio siguen siendo parte esencial de las calles de Manhatan.

Como veis en la foto, tomada estos días cerca de Wall Street, los restaurantes y las tiendas utilizan hombres-anuncio como éste para ganarse clientes en una ciudad sumida en la crisis mundial como las demás. Resulta curioso el contraste de una forma tan primitiva de publicidad en un lugar que es pura vanguardia tecnológica: en el metro se ven tantos iPhones que te preguntas si aquí los regalarán con los packs de yogures; los Starbucks Café que hay cada dos manzanas rebosan de gente mojando un bollo en su miniportátil; y las calles de la Gran Manzana están tan llenas de pantallas de plasma que anuncian de todo, que parece que no tendría ni pies ni cabeza seguir con la octavilla. Pero hay tantísimo tráfico de gente por las aceras, que tiene todo el sentido que te anuncien un servicio o un producto que hay en esa misma manzana por el único soporte que te impactará al momento como para decidir en caliente entrar en ese restaurante o comprar la joya que anuncian con ese 70% de rebaja.
En cuanto al fenómeno iPhone aquí, merece otro capítulo aparte. Hace un par de años pasaba lo mismo con los iPods: todos los neoyorquinos tenían uno. Apple es californiana de nacimiento pero, por el fervor de sus usuarios, se diría que es una marca más neoyorquina que de ningún otro sitio. Igual que le pasa a Nike, Apple tiene la suerte de formar parte del imaginario colectivo de los neoyorquinos, que lucen ambos logos de una forma tal que parece que fueran un legado de su familia…Bueno, en fin, aquí lo dejo, que parece que me estoy desviando completamente del tema…
Menos iPhones e iPods y más jamón serrano y aceite de oliva. Eso es lo que les falta a los neoyorkinos para ser felices. Y si tengo que ir a venderlo en plan hombre-anuncio que me llamen, que lo hago.
Pues a mí me sigue pareciendo poco digno lo de este tipo de publicidad…Adeás de que en sitios muy transitados ocupan mucho espacio en la acera y pueden entorpecer el paso
Hola Dongonzalo,
una vez apareció en un periodico la foto de un hombre anuncio y la de Fernando Alonso con su mono repleto de publicidad. ¿Cuál es menos digno?
Un saludo.
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Vuelvo a este blog porque precisamente ayer estuve en la Puerta del Sol y vi uno de esos anuncios andantes que tanto molestan a Gallardón. El hombre sonreía a la gente e imagino que no pensará que es el trabajo ideal, porque supongo que se pasa frío, calor y cansancio a cambio de no muchos euros. Pero para nada se le veía avergonzado de lo que estaba haciendo. Y yo me planteo si no será la opinión de los demás la que a veces convierte trabajos tan dignos como otros en algo indigno y ofensivo.