Mis recuerdos empiezan en la casa más pobre de una pequeña comunidad rural, en la alquería, a poca distancia del pueblo de Montanejos, en la provincia de Castellón de la Plana. Yo no tenía más de cinco o seis años. Recuerdo mi casa como un hogar muy destartalado: sin cortinas, sin puertas en las habitaciones, con un montón de camas en el salón, sin baño… No había armarios para guardar la ropa y todo estaba amontonado. Éramos muchos y la casa siempre estaba sucia y desordenada excepto cuando estaba mi hermana Carmen… Con ella llegaba la limpieza y también la leche para desayunar y el orden en las comidas. Pero Carmen tenía mala salud y en los tiempos que ahora voy a contar se encontraba ingresada en el Hospital de Castellón afectada por el llamado mal de Pott. Cuando ella no estaba todo se desvanecía y mi casa era un abandono. Mi madre no nos atendía ni nos cuidaba. Dedicaba el tiempo a hacer trueques: se iba al pueblo de al lado a pedir pan y daba algo a cambio, algo que debíamos tener de sobra aunque no sé lo que podía intercambiar porque en nuestro hogar, que era muy pobre, no nos sobraba nada sino todo lo contrario…
Ese párrafo tan luminoso y evocador es el comienzo de una historia: la de alguien que quiso legar a los suyos un puñado de recuerdos bien hilvanados. ¿De qué hablo? De un negocio romántico y muy bonito que ha surgido en torno a la comunicación: Memorias Ediciones es una empresa que se dedica a escribir con mimo las memorias de gente a la que le apetece publicarlas por mil motivos. Como reza su lema, “Cuéntenos su historia y la convertiremos en un libro bien escrito”. Se preocupan de hacerlo con arte, rigor y consiguiendo que tu vida y recuerdos queden para siempre.
Me fascina que un equipo de gente viva de algo tan bonito como plasmar con buena literatura la biografía o las cosas que alguien quiere que queden convertidas en libro. Según Ana Maury, de Memorias Ediciones, el perfil de quien pide que le escriban sus memorias no es nada claro: encajamos cualquiera. No es cuestión de vanidad sino que hay tantas motivaciones como se quiera: desde una familia que quiere recopilar historias para que queden para sus sucesores, a homenajes que se hacen a alguien o, simplemente, contar vidas y anécdotas de personas que merecen ser leídas por divertidas, heroicas, tiernas, conmovedoras o mil razones más. Tu vida merece ser contada. ¿O no?
¿Formato? En libros de papel y en ebooks, como quiera el cliente. ¿Precio? Desde 2.000€ en adelante. ¿Caro? A mí no me parece, tal como me han contado que trabajan: meses de reuniones, entrevistas y estudio de todo tipo de documentos con los que encargan el trabajo y con sus cercanos. En resumen, cada libro lleva cientos de horas de darle al coco y a la tecla. No me parece nada descabellado lo que cobran por esa labor de artesanos, pues además tengo muy fresco lo durísimo que es sumergirte a escribir un libro. Nacieron hace dos años y llevan ya 40 biografías. Como cuentan Ana y Rosa aquí, están "realizando sueños y ayudando a la gente a realizar el suyo de poder escribir aquello que siempre quiso compartir". Y como dijo Marcial, "Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces". ¡Que tengáis mucha suerte con esa forma preciosa de hacer periodismo, comunicación y literatura!
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Que bonita y curiosa idea. Conozco más de una persona que debería hacerlo. Gracias por contárnoslo en tu blog, Pablo.
PABLO! Muchas gracias. Qué bien lo has expresado! Un abrazo
Es una copia calcada de la empresa de unos amigos, Memoralia, que lleva ya cinco años y cientos de biografías. La idea sin duda es buena…
Me ha encantado esta idea. Hay vidas que merecen ser contadas