¿Nunca te has despertado sudando después de una pesadilla en la que un par de armarios roperos te echaban a patadas de la aduana de Estados Unidos? Eso es que nunca has viajado a ese país ;). Yo he estado en California y Nueva York muchas veces. Ocho o nueve en total, creo. Tantas como para haber soñado que sus policías supersize de película me sacaban en volandas y me devolvían a España o me cortaban en taquitos para fondue.
Tantas como para haber visto y vivido más de una anécdota. Como cuando fui a Nueva York a ver a mi amiga Kara y palidecí al acordarme de que en mi maleta tenía medio kilo de Jabugo sin envasar al vacío (que acabó quemado en una hoguera, según me dijo con cara de bulldog el simpático uniformado que me lo quitó al reconocerle yo entre balbuceos que lo llevaba).
He viajado a 15 países en mi vida y en 14, al entrar sentí que me agradecían que fuera. Me encanta Estados Unidos, por eso he ido tanto. Pero es el único sitio en el que, cada vez que voy a poner el pie, siento que me examino de una asignatura para la que no he abierto ni siquiera el libro. Cada vez que asomo mi narizota por la aduana en el JFK de Nueva York o en el LAX de Los Ángeles, trago saliva y me encomiendo a todos los santos para que no me devuelvan. La norma sagrada es “ni una broma“.
Por eso me ha preocupado esta noticia que cuenta @Chicageek:
¿Que te pidan tus perfiles de redes sociales en la aduana? Podría parecer una petición inofensiva pero, tratándose de EEUU, a-co-jo-na. Si no has ido nunca, igual no te sientes tan identificado. Pero lo que en principio se plantea como una petición opcional (puedes no rellenar esas casillas) se convertirá en un filtro para discriminar a quien no colabore, conociendo la filosofía del país.
Si eres de los que aún viven en la torpe creencia del “no tengo nada que ocultar“, te equivocas. Cualquier dato tuyo o mío, convenientemente malinterpretado, puede ser una bomba en manos de quien ausculta a cualquier visitante con el pavor de que pueda ser el próximo Osama Bin Laden. Un ejemplo tonto: ¿Sabes que si te descargas Mein Kampf porque te interesa la 2ª Guerra Mundial ya pueden confundirte con un neonazi?
Con que hayas hecho una broma tonta entre amigos en tu perfil de Facebook los días previos a tu viaje, o hayas publicado una foto irrespetuosa con la cultura norteamericana, corres el riesgo de que tus vacaciones se te queden en un álbum de fotos de los aeropuertos de salida y llegada y algunos recuerdos que compres en el duty free.
Vamos a un mundo transparente y cada vez más público. Los gobiernos siguen apretándonos las tuercas en pos -dicen ellos- de nuestra seguridad. Más bien se trata de la suya y de controlar cada vez más un mundo, el de internet, que pretenden vigilar como quien usa un colador para que no pase el agua.
Da igual que a ti en tu Twitter, Instagram o Facebook solo te lean cuatro y el del tambor; da igual que seas una buena persona y que no sepas hacer cócteles molotov. Basta con que algo que hayas publicado alguna vez en redes sociales se saque de contexto, para que tu sueño de viajar al país más poderoso del planeta se convierta en pesadilla. No es paranoia mía, no. Y no voy a seguir, no vaya a ser que este post me impida viajar a un país que, con sus muchos defectos, me sigue y me seguirá fascinando siempre ;).
Actualización: publica Enrique Dans un artículo complementario al mío, en el que subraya lo absurdo de esta medida.
Imagen del puente de Manhattan: Valor Kopeny