¿Qué tienen en común estos cuatro artículos de mi blog?
- Siete palabras preciosas del caló
- Intolerable publicidad en Facebook
- Sexo salvaje en una piscina pública
- Si me enseñas las tetas, las veré siempre
Los cuatro tienen títulos hechos para provocar el clic. Y en dos de ellos funciona tan bien que, a pesar de ser de hace cinco o seis años, siguen siendo de los posts más vistos de mi blog cada día. Ese "siete nosequé", "los 10 consejos de nosecá", o "cinco razones para nosecuántos", son trucos para titular y atraer clics de la gente, a la que en internet le gusta que le acoten de alguna forma. Esas cifras te hacen pinchar con la sensación de que no perderás el tiempo y podrás obtener información útil y concisa.
Lo del "sexo salvaje" o lo de las tetas no hace falta explicarlo, ¿no? Si picaste y ya has vuelto, te confirmo la razón: las palabras "sexo" o "muerte" son mágicas en la red. Los medios las utilizan todo el tiempo para llamar al clic. Porque con cada clic tuyo, querido lector, los medios hacen sonar la campanilla de la caja registradora. Como cuando Clarence se ganaba sus alas. O sea, por cada clic, los medios colocan un banner a un anunciante y eso engorda sus cuentas.
Nunca hubo tanta relación entre visitas de una noticia e ingresos. En el periodismo de antes, el objetivo era vender ejemplares de un todo, un periódico que llevaba su ración de morbo, su ración de análisis sesudo y su ración de noticias serias. Tú comprabas el conjunto. Hoy, no: cada artículo es una pieza suelta nadando por internet en busca de gente que la quiera, de personitas que pasen un ratito viendo las letras y las fotos que alguien ha puesto ahí para llamar tu atención. Y si ese artículo no triunfa, no sirve al medio para ganar dinero. Y por tanto, acabará por caer en la lista de los que no…
¿Cuáles son los que sí…? Pues un montón de ejemplos. Hay mil técnicas para provocar el clic. Y mil títulos de noticias que, aunque sepamos que no serán verdad, pinchamos imbuidos de un secreto placer por adentrarnos en un contenido divertido, curioso o escandaloso. Todo esto (y muchísimo más) es lo que cuenta, de forma divertidísima, el libro Sexo, muerte y clics (Las noticias que le gustan a tu cerebro), de Jorge Todolí y Raúl Cirujano (14,16€, editado por Léeme Libros).
Lo leí hace unos días y me encantó. La obra, con prólogo de Nativel Preciado, se devora porque son 150 páginas que vuelan y están llenas de humor. Es como entrar en los camerinos y los bastidores de un teatro y pasearte viendo cambiarse a los actores, mientras te cuentan sus secretos del día a día. Raúl Cirujano es un publicista y Jorge Todolí, un periodista; y ambos hacen juntos el blog Parece del Mundo Today, con noticias que son reales y que parecen sacadas del ya famoso blog satírico El Mundo Today, donde todo se inventa y todo suena muy verosímil.
Jorge y Raúl narran en el libro mil casos de cómo se construyen hoy noticias y piezas de contenido en internet para que piques. Explican los mecanismos que hay detrás de cada acción y encima llenan el libro de códigos QR que te llevan cada dos por tres a ver en tu móvil cosas que no te podrías creer si no fuera porque son verdad. A golpe de clic vas comprobando qué bueno es el análisis de estos autores y qué bien documentado está el libro.
En 3 ó 4 horas te has quedado sin lectura, porque el libro engancha. ¿Qué no me gustó? Una sola cosa: el prefacio, en el que hacen una broma que a mí me pareció de mal gusto. No, no te la voy a contar. Tendrás que comprarte el libro ;). Lo pongo aquí para que sepas que, igual que te digo que no me gustó el prefacio, el libro me parece muy recomendable. ¡Ah! Y tiene opiniones de muchos periodistas de medios tradicionales, de blogs y de medios digitales, que desgranan esos secretos de su trabajo diario. Entre ellos, me consultaron también a mí. Os dejo aquí las respuestas que les di a su pregunta de: ¿Por qué se cuela una noticia falsa en un medio? Te harás una idea de por dónde va el libro Sexo, muerte y clics (Las noticias que le gustan a tu cerebro). Pero sobre todo, ¡cómpralo!, que te va a dar gustirrinín leerlo :-).
¿Por qué se cuela una noticia falsa en un medio?
- Escasez de tiempo
La crisis llevó a medios a contratar redactores jóvenes y a pagarles cada vez peor, a la vez que les exigen que hagan el doble de lo que antes hacía un equipo más grande. Nadie tiene tiempo de especializarse en los temas de los que escribe, porque es probable que al cabo de poco tiempo lo cambien a una nueva sección y tenga que empezar de cero.
- Falta de profesionalidad
¿Quieres ver las tetas de Elsa Pataky? Sí, tú ;). ¿A que ibas directo a pinchar pero no ves el enlace…? Pues eso. En un mundo en el que la pieza de información ya no es el periódico entero sino un artículo o incluso una foto o hasta un tuit, y en el que tus jefes te miden por cuántas visitas llevas al medio, es normal que te pueda la tentación. ¿Cómo titularías una noticia si sabes que titularla bien te lleva menos visitas, y que ser sensacionalista te lo peta? Ahí se cuelan muchas veces las noticias falsas: el redactor ávido de visitas aplica esa máxima de "No dejes que la realidad te estropee una buena noticia", y se olvida de confirmar si es o no cierta. Primero disparo y después ya comprobaré…
- Sobreinformación
El mundo de la información corre tanto, que al periodista le da pavor dejar de publicar el último escándalo que ha visto en otro medio. Sabe que Google y los usuarios en redes sociales premiarán a quienes primero se lancen, por lo que impera más que nunca el afán por ser ese 'ganador'. Y además, el redactor sabe que si se para a pensar en si hacer o no esa noticia, en 30 minutos habrá otra nueva de otro tema que le impedirá dedicar su tiempo a la noticia anterior. Los periodistas son ratones en una rueda y no tienen siquiera tiempo para tomar decisiones meditadas.
- Explosión de blogs y redes sociales
Cuando muchas fuentes dan como noticia algo que en realidad es falso, es fácil caer en la falta de comprobaciones. Matar a un personaje da muchas visitas, más aún si el personaje está vivo ;). Hemos llegado al punto de querer competir antes por la rapidez que por la calidad, en una pelea en la que el ruido se ha democratizado. Antes, las redacciones eran las que recibían soplos y el ruido se convertía en noticia solo si se contrastaba. Hoy, algo publicado se convierte rápidamente en 'bala de paja ardiente y rodante'.