¡Feliz año! Por cierto, ¿hasta qué día dice la ley que debemos felicitar el año…? Ando con muchos líos (buenos) y no me da la vida para publicar en el blog. Así que escribo una entrada cortita y al menos así retomo el contacto con vosotros ;).
Me invitaron hace un par de meses al programa Non Stop People, de Movistar, y compartimos esta reflexión sobre los modelos de suscripción de los medios escritos (dale al play, son 45 segundos de vídeo):
https://twitter.com/NonStopPeopleES/status/925113079133810690
La idea es de Perogrullo, ¿no? Pues hace ya 8 años que le hicimos esa pregunta a Pedro J. Ramírez cuando reunió a un grupo de blogueros para presentar por primera vez Orbyt, su sistema de suscripción: "¿Haríais un Orbyt en el que la gente pague una sola suscripción, del precio que sea, y puedan consumir contenidos de El País, ABC o El Mundo?" Pedro J. se encogió de hombros y dijo: "Nosotros hemos hecho nuestro sistema. Si algún medio quiere sumarse, que arree". Bueno, lo de "que arree" es expresión libre mía, pero es lo que vino a decir.
Si lo trasladamos al mundo audiovisual, lo de las suscripciones de los diarios se ve aún más absurdo. ¿Imaginas que tienes que pagar 5 euros para poder ver películas de Universal Studios, otros 5 si quieres ver las de Metro Goldwin Mayer, otros 5 para ver las de Paramount…? Ridículo e inasumible, ¿verdad? Eso es Netflix: pagas de 8 a 12 euros y puedes ver lo que quieras. Luego ya, Netflix tiene acuerdos por los que paga equis céntimos a cada dueño de cada contenido que haya sido visto.
¿Lo llevamos a la música? ¿A que no pagarías una suscripción a cada empresa discográfica por escuchar a los artistas de ese sello? Pagas una sola: Spotify. Pues en el mundo de los medios, el cliente también querría pagar una sola tarifa plana. Y si existiera, salvaría a muchos medios de morir ahogados, porque muchos son incapaces de encontrar su modelo de suscripción.
Sería tan fácil como pagar, por ejemplo, 10 euros al mes, y a cambio poder picotear los contenidos completos -incluidos los de suscriptores- de cualquier medio importante. Por cada pieza consumida, ese medio recibiría equis céntimos de la plataforma. En un tiempo de tanta información líquida, es absurdo pagar 10 euros al mes por cada medio que te guste, y muy pobre pagar una sola suscripción y solo disfrutar del 100% de acceso a un solo medio.
¿Por qué no existe ese Netflix de los medios, si es tan claro que ese es el sistema que piden los clientes? Mediocridad, egos, miedo, falta de visión, desinterés… Coincidí con el director general de uno de los 3 principales diarios tradicionales hace poco en un evento. Se lo planteé y me contestó educadamente que estarían encantados de evaluarlo si alguien se lo propone.
Justo después, ese directivo hizo una reflexión distraída en voz alta con los 3 ó 4 que estábamos: "De tanto decir 'me voy al periódico', el día que trabaje en una empresa creo que no voy a saber decir 'me voy a la oficina'". Era un comentario al margen que hizo, pero al escuchárselo me quedé rumiándolo y pensé: "Quizá el tema de los diarios está tan complicado que los directivos que los gestionan tienen la mente más en volar y huir del 'marrón' que en pensar en cómo hacer que su diario sobreviva…".
¿Podría ser un diario el que liderase al resto? Lo dudo mucho. ¿Y un tercero que se erija, como Netflix, en la plataforma neutral? Es la única opción. Pero si yo fuera un inversor, no me atrevería a poner un euro en crear esa plataforma si luego tengo que vender a esos directivos de los diarios que participen y me cedan el acceso a sus lectores. ¿Cabe tener esperanza de que nazca un día el Netflix de los medios escritos…? ¿O tendremos que esperar que lleguen los proyectos de periodismo que trae blockchain, desintermedien más la información y ya no queden diarios en pie…?
No me imagino accediendo a esa propuesta a los mismos medios que querían cobrarle a Google por enlazar sus noticias.
Porque al final el problema es ése: mientras sean gestionados por directivos con absoluta alergia a adaptarse a los tiempos, esos medios seguirán anclados en el siglo XX. Necesitan evolucionar y adaptarse, como han tenido que hacerlo todos, o se quedarán irremediablemente atrás.