Si hace unos años me dicen que un competidor me iba a citar elogiosamente en un artículo o que yo iba a pedir a otro competidor que me ayudase a enfocar un trabajo, no lo hubiera creído. ¿Has hecho alguna vez el camino del Rocío? Bueno, pues ahí rige una ley que los que no han ido ven con escepticismo, y que es real, como sabemos quienes lo hemos vivido: to' er mundo e' güeno; o dicho de otra forma, todos ayudan a todos, incluso sin conocerse, y todos ofrecen lo que tienen a cualquiera que pase por delante. Suena utópico pero es real, la gente se mata por echarte un cable con lo que necesites.
Lo mismo sucede en el mundo de la web 2.0 en el que tanto me muevo últimamente. Hay una especie de hilo invisible que nos une a todos los que estamos dentro de esa neoreligión pagana. Da igual que tengas a tu pareja abandonada o que hayas quedado con tu madre para ir de compras: si alguien pide ayuda, te vuelcas y ofreces tu colaboración e incluso tu tiempo a desconocidos que sólo llegan a ti porque los sigues en Twitter o son lectores de tu blog. Tu tiempo, ¿hay algo más preciado? Para mí no, desde luego…
Esa solidaridad 2.0 que vivimos se traduce en intercambio diario formación, documentación e información, con la única moneda del pago en reconocimiento. Si un colega escribe un artículo que te enseña algo interesante para tu trabajo o vida, lo compartes con tu círculo y le pagas contando que ese artículo lo escribió Fulano. Me gusta mucho ese altruismo, al que creo que también ayuda que todos estemos atravesando un momento especialmente flojo económicamente. Es un nuevo paradigma que no se romperá cuando vengan tiempos más boyantes, pero quizá no habría brotado de forma tan intensa si no pasásemos por esta crisis.
Yo lo vivo de verdad y con pasión, quizá porque me siento cerca de quienes más se preocupan por readaptarse a los cambios gigantes que estamos viviendo en el periodismo y la comunicación. Me alegro cuando gente como Jorge, Stephan, Iván o Roberto se llevan un cliente que podría haber sido nuestro, y me alegro de corazón, porque me gusta que los competidores sean buena gente y buenos profesionales. Si el contrato de gabinete de prensa o comunicación 2.0 se va a una de esas agencias que desprecio por su mal hacer, me molesta, y llego a la conclusión que el cliente es un burro con orejas que no sabe comprar servicios ("Aaaay, paaayoooo, jaaatemueraaaas"); pero si se va a un competidor al que respeto, me parece como si se hubiera quedado a vivir en casa 😉
Yo creo que ese cambio de paradigma ha llegado para quedarse, y que esa moneda de la solidaridad y del reconocimiento no sólo no se irá, sino que crecerá y se convertirá en el comportamiento de cada vez más parte de la sociedad. ¿Me habré vuelto un iluso?
Termino con un vídeo que a unos pondrá los pelos de punta y a otros os matará de risa. Que cada cual lo disfrute como prefiera 😉 (para quien le interese, son Manguara, en el Rocío, cantando por sevillanas contra esos famosos que con sus apariciones en la telebasura ensucian la imagen del Rocío).
Nota: este post forma parte de la iniciativa de Ángel Cabrera y Senovilla para hablar hoy, 8 de octubre, de lo que entiendes por Solidaridad. La foto la he tomado prestada de Jesús
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Tienes razón en todo lo que dices Pablo. No sé porque razón pero es cierto, es como si existiese un hilo invisible que nos una, más allá de la pura competitividad. Es cierto, que muchas veces le dedicamos demasiado tiempo a tareas que no nos generan un beneficio económico y que lo hacemos por compañerismo o porque todos estamos aprendiendo de todos. Un saludo
Sí, Isabel, es una mezcla de compañerismo -entre personas de distintas empresas, he ahí lo extraño-, y afán por aprender juntos unos de otros, en un entorno que nunca fue tan cambiante. Por cierto, gracias por venir, como siempre!
Pablo, muchas gracias por emplear tu tiempo, uno de los pocas riquezas que en verdad tenemos, para hablar la solidaridad desde la 2.0 🙂
Personalmente me ha encantado esta perspectiva de la solidaridad llevada y traída desde la red.
Un abrazo y gracias, de verdad,
Gracias a ti por proponérmelo, Ángel. Es un placer participar en un tema tan bien montado y con tanta gente ilustre colaborando. Un abrazo
Muchas gracias por tus palabras, Pablo. La solidaridad apremia en entornos extraños, y ese es precisamente el que frecuentamos en la comunicación 2.0. Tenemos por delante un enorme territorio por conquistar. Tan amplio y complejo que pelearse por sus espacios resulta sencillamente absurdo. Aquí estamos para explorar sus fronteras. Juntos.
Un abrazo
Es verdad, Iván, ese es otro facto que no comenté y es muy cierto: hay tantísimas empresas que necesitarían asesoramiento en comunicación 2.0, que si se decidieran a pedir servicio a las agencias, ni siquiera seríamos suficientes profesionales para atenderles. Así que, como bien dices, no tiene pies ni cabeza robar espacios, pues está todo por conquistar, como pasaba hace 20 años con el servicio de gabinete de prensa.
un abrazo!
Yo también tengo ese sentimiento, aunque todavía paso muuuy de puntillas por el mundo 2.0, pero ya he sentido esa “fuerza invisible” que me une a los demás, que me impulsa a compartir su información y a decir: bravo, qué buenísima idea!
Tu explicación de El Rocío me ha recordado a mi “paso” por el Camino de Santiago: todo el mundo quería ayudar y te trataba mejor de lo que te puede tratar cualquier conocido. Y a mi me pasaba igual, sentía el impulso de ayudar. Como bien decía Iván Pino, la solidaridad apremia en entornos extraños (por cierto, muy bonita su reflexión), esperemos que las circunstancias más o menos adversas no cambien esta regla tácita que parece ya consolidada.
Me ha gustado el post 🙂
Muchas gracias, Patricia. No conozco el Camino de Santiago, que debe de tener algo en común con el Rocío, pero me uno a tus deseos de que esto no sea un cambio de reglas pasajero, sino un completo cambio de filosofía en los negocios. Saludos!
Bonito cante y bonito post. Ojalá traspase ese sentiemiento las fronteras de los binomios y las blogoscom.
Un abrazo!
Muchas gracias Pablo! Los que llevamos poco tiempo en estos lares nos sentimos doblemente beneficiados: aprendemos cada día y encima tenemos la suerte de participar de este “buen rollo”, de la solidaridad y compañerismo de que hablas.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la crisis ha puesto su granito de arena. Cuando todo son malas noticias y parece que estamos al borde del cataclismo nos sentimos un poco más solos y hacemos piña, ¡en este caso piña digital!
Un abrazo y sigue con lo que estás haciendo, porque lo estás haciendo muy bien, jeje
Esto es lo que la web de tendencias trendwatching llama Generación G, de generosidad.
Y de eso sabes tu un rato!
FELIZ PUENTE!
Gracias por estar ahí y haber hecho con todos los demás un día muy especial.
Ya os voy vinculando a todos para que más gente llegue a leer el significado tan especial que tiene la palabra solidaridad.
Un abrazo.
Hola Pablo,
¡Cuánta razón tienes! Este es el momento de reforzarnos entre los que tratamos de abrir nuevos caminos. A la larga nos beneficiará a nivel de negocio, porque esta colaboración entre profesionales y agencias del sector nos permitirá distanciarnos de aquellos que funcionan bajo el decimonónico slogan de “A la competencia ni agua”. Pero lo realmente importante a día de hoy es que me lo paso muy bien no sólo empujando del carro junto a mis presuntos competidores, sino también tomándome cañas junto a ellos. Y que sepas que tengo pruebas de la absoluta sinceridad de tus palabras 😉
Un abrazo,
Stephan
Carolina, Sara, Irene, Senovilla: muchas gracias por vuestras palabras tan cariñosas!
Stephan: muchas gracias también, claro. En definitiva, lo que nos distingue de esa filosofía decimonónica a la que aludes es que somos más jóvenes (en edad real y mental), y que tenemos seguridad en lo que hacemos, y pasión por comunicar bien. Esos de “al enemigo, ni agua”, son los clásicos que tienen una cara ante los clientes y otras distintas ante periodistas y colaboradores; gente insegura que no se atreve a exponer nada de sí porque saben que se les volvería en contra.
Un abrazo
Bueno, es verdad. Quizá los profesionales del ciberespacio, los comunicadores 2.0, estén más unidos de lo que suele ser normal fuera de la Red. Digamos, en la oficina o redacción de toda la vida…
Pero yo, en contra de otros mediáticos e influyentes “optimistas antropológicos”, me muestro como un pesimista de tomo y lomo… Creo en la solidaridad, la ayuda y el buen hacer de algunos compañeros. Pero, en general, luego suele poder más el egoísmo que la honestidad.
Quién sabe, quizá el egoísmo 2.0 de verdad no exista.
A lo mejor hay que esperar al 3.0.
Me gustaría que estuvieras en http://senovilla-pensamientos.blogspot.com/2010/08/convivencia.html será una experiencia como la del año pasado y todo un honor poder contar contigo.
Un abrazo
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