Una de las cosas más difíciles de la comunicación política es condensar en una frase varios conceptos y relacionarlos entre sí de forma que las personas los entiendan. Hay políticos que tienen habilidad y otros que, sin tenerla, se dotan de buenos asesores que les dan buenos titulares e imágenes potentes.
En Podemos son muy buenos en ambas cosas, pero si tenemos que pensar en un solo político, el rey de hablar directo y con mensajes que los ciudadanos entiendan es Albert Rivera. Sus declaraciones son tan auténticas que desarman a quien las ve o las lee por lo naturales y lo llenas de sensatez.
Hoy dijo una de esas que merece ser analizada, una frase demoledora. La lanzó al hilo de este vodevil de último minuto en el que Compromís ha ofrecido un gobierno in extremis a partidos de izquierdas. ¿Cuál ha sido la opinión de Albert Rivera cuando le han preguntado por esa posibilidad?
"He visto tres páginas para gobernar cuatro años entre seis partidos. Con eso está todo dicho"
Son dos frases, dieciséis palabras, 92 caracteres. No se puede decir más con menos. Si la conviertes en un tuit, sobran 48 caracteres. Pero su poder radica en la imagen que las cifras y los sustantivos ejercen en la mente de quien lo lee o escucha. Es una ola que sepulta un castillo de arena. Realidades gigantes como "programa" (sobreentendida), "cuatro años" o "gobernar" resultan ridículas cuando se mezclan de forma tan brillante con los números que las desmadejan.
Una vez que has visto esa declaración, ¿alguien puede pensar que una propuesta de acuerdo de tres míseras páginas puede ser la base de un gobierno de todo un país, en el último segundo de partido? La frase de Rivera llega al corazón del espectador como un puñetazo de sentido común, y sitúa a quien la pronuncia -en este caso, el líder de Ciudadanos- como una persona profesional y solvente frente a cualquiera que pueda querer defender ese hipotético acuerdo.
Se cae de las manos. No me refiero al contenido de esos tres folios, sino a la fuerza que tiene meter dentro de una sola frase conceptos tan potentes como la gestión de un país, 1.460 días y seis partidos políticos enteros, con sus decenas de diputados, sus miles de militantes y sus cientos de asesores y trabajadores.
Si pienso en las próximas Elecciones del 26 de junio, veo a los españoles como a un alumno estudioso. El pobre se pasa semanas estudiando, madruga el día del examen y se topa con un cartel que dice que el profesor se ha ido de juerga y que no habrá examen, pero le exigen que vuelva a estudiárselo para dentro de 2 semanas, que es cuando el profesor volverá a examinarlo.
Pereza es la palabra que mejor define la actitud con que enfrentamos la casi segura campaña. Así que al menos se agradece que haya soplos de aire fresco y frases brillantes que llevarse entre el fango…
Estimado Pablo:
Suelo estar bastante de acuerdo con las reflexiones que haces desde tu blog, pero esta vez tengo que discrepar porque como much@s otr@s español@s, o al menos eso quiero creer, ví, escuché y viví aquella declaración de Albert Rivera con estupefacción.
Con estupefacción por escuchar lo que desde un principio me sonó innecesariamente despectivo (más aún dada la habitual elegancia y mesura de sus declaraciones, tanto para con los medios, como en sus intervenciones en el Congreso de los “Imputados”) para quien había tomado una iniciativa, desesperada o no, ridícula o no, a destiempo o no, pero iniciativa en cualquier caso. Y para que conste en acta, a mí tampoco me hizo “gracia” esta maniobra de Compromís, pero aún así, lo cortés no quita lo valiente.
Con estupefacción porque las palabras de Albert Rivera (con quien ya sabemos que tienes cierto “feeling” político que no es mi intención criticar, pero que es algo que está ahí y que tú mismo has manifestado) no hacen más que menospreciar y simplificar hasta el punto de ridiculizar este movimiento de última hora de Compromís con esa frase tan tajante (y que tanto parece que te ha gustado) y que a mí, sin embargo, me sentó como un escupitajo en la cara. ¿Por qué? Porque el Sr. Rivera tergiversa y manipula, o quizá debería decir que ignora intencionadamente, lo que ese intento de acuerdo pretendía. Se ha repetido hasta la saciedad que esta propuesta era un PACTO DE MÍNIMOS; para entendernos, un giro a la llave de encendido para que el “coche” de un nuevo gobierno arranque y empiece a rodar, aunque sea despacio. Y después, poco a poco, y sin duda con una tarea titánica por delante, desarrollar ese pacto de mínimos hasta convertirlo en un programa de gobierno fruto de la colaboración y del trabajo de la mayor cantidad de partidos políticos posible.
Con estupefacción porque reducir la iniciativa de Compromís a esa injusta valoración por parte del Sr. Rivera me parece rastrero y saboteador. Sin entrar siquiera en la viabilidad del acuerdo, que tras la afirmación del Sr. Hernando, portavoz del (vamos a llamarlo así) “Grupo Socialista” a secas (porque lo de “Obrero” les sobra desde antes de que un servidor tuviera edad para votar), subrayando que 27 de los 30 puntos propuestos por Compromís (Y COPIADOS DEL PROGRAMA DE PODEMOS, no lo olvidemos) encajarían sin problema en el acuerdo firmado con Ciudadanos, el Sr. Rivera dice prácticamente (aunque con mucha diplomacia, éso sí) que se limpia el trasero con el “Pacto del Prado”, simple y llanamente porque su origen ideológico es Podemos. En resumen el Sr. Rivera ha visto un pequeño “motor de arranque” y lo ha llamado “automóvil”. Y evidentemente, se ha equivocado.
Una legislatura no se saca adelante y se finaliza satisfactoriamente con un acuerdo de tres folios, pero obviamente el Sr. Rivera no ha entendido (o no ha querido entenderlo porque no le interesa) que este acuerdo no busca ser el programa de gobierno para los próximos cuatro años, sino para arrancar la legislatura, que falta nos hace porque el PP en funciones lleva más de 50 decretos sacados adelante aprovechándose de la coyuntura actual y éso es algo que encantará a las corporaciones y a sus allegados, pero que, más que probablemente, no repercutirá en beneficios para el resto, es decir, el 99% de la ciudadanía española.
Y como reflexión final deberíamos tener presente que mientras otros candidatos tienen licenciaturas en Ciencias Políticas, Derecho o Administración de Empresas, el Sr. Rivera lo que tiene es una carrera de Derecho sin concluir y un máster en (ATENCIÓN) Márketing Político.
Insisto para que lo medites: MÁSTER EN MÁRKETING POLÍTICO (Buf).
Para un profano como yo éso es lo mismo que decir que el Sr. Rivera se ha preparado a conciencia para ser un auténtico y genuíno charlatán de feria profesional. Y por supuesto que sus argumentos tienen fuerza, por supuesto que entran por las orejas y a cualquiera le pueden llegar a parecer no sólo razonables, sino obvios y evidentes… pero ¿sabes qué, amigo Pablo? Mi padre me decía: “No te fíes de los muy educados y muy bien vestidos que intentan venderte algo, porque por muy educados que sean y por muy bien que se vistan, en el fondo son todos lo mismo: charlatanes de feria que sólo quieren tu dinero”. Y el Sr. Rivera ha aprendido en una “escuela especializada”, o sea que… ojito.
Y no quisiera finalizar, aun a riesgo de irme un poco por los cerros de Úbeda, sin volver al tema del márketing. Ahora bien, tómense mis opiniones precisamente como lo que son, porque ni mucho menos pretendo sentar cátedra con lo que voy a decir/escribir a continuación, pero si bien no tengo formación académica de ningún tipo sobre márketing y publicidad, soy perfectamente consciente de cuál es el objetivo de ambas, y lo que sí soy es experto consumidor/cliente con más de 30 años de experiencia en los que he tenido diversas vivencias y he pasado por muchas situaciones distintas con marcas y fabricantes diferentes.
Tú mismo has reconocido no ser experto en márketing, pero tampoco eres, ni muchísimo menos, un desconocedor de ese… “oscuro mundo” que es la publicidad. Y digo oscuro porque en apenas medio siglo, la publicidad se ha transformado hasta el punto de resultar irreconocible, al menos para mí, convirtiéndose en otro negocio corrompido que vive de la imagen y de un falso prestigio ganado a golpe de talonario o de una forzada exclusividad de sus productos/servicios. Nada que ver con la forma de actuar de los fabricantes y sus agencias publicitarias hace 50 años, tiempos en los que una marca atraía a sus clientes con garantías y promesas reales y fidelizaba clientes gracias a la CALIDAD DEMOSTRADA de sus productos, no gracias a eslóganes engañosos a veces plagados de paréntesis con números correlativos dentro (ver folleto publicitario de casi cualquier compañía de telefonía) y la CALIDAD PRETENDIDA de dichos productos/servicios que se venden hoy en día, en los que entre los asteriscos, las letras ridículamente pequeñas de los anuncios y cosas como la obsolescencia programada, se siguen vendiendo detergentes con el argumento de siempre, aunque no sea verdad: “El nuestro lava mejor. Pruébelo y verá”. Y cuando compruebas que te han engañado, vuelves a tu marca anterior, pero la otra, a través de su publicidad embustera, ya ha hecho algo de caja.
Conclusiones (personales):
– Iglesias se equivocó con lo de la cal viva: no venía a cuento.
– Sánchez se equivocó pactando con el partido neoliberal C’s.
– Rivera se equivocó al establecer y mantener, hasta sus últimas consecuencias, el “cordón sanitario” contra Podemos y al despreciar a Compromís por su iniciativa, insuficiente a todas luces para gobernar una legislatura, pero quizá (y sólo quizá) suficiente para hacer que ésta arranque (*).
(*) …de una puñetera vez. Guiño, guiño.
– Rajoy se equivocó viniendo al mundo. JAJAJA, es broma, pero se equivocó al meterse en política. O no se equivocó, porque se está forrando, pero no está jodiendo a casi tod@s. En todo caso estoy convencido de que si hubiera seguido como Registrador de la Propiedad, a la inmensa mayoría nos hubiese ido bastante mejor de como nos va actualmente. Yo perdí mi empleo el día siguiente de entrar en vigor la reforma laboral del PP, tras TRES EREs rechazados por los tribunales, recursos incluídos.
Y para terminar, un par de datos sobre experiencias personales en lo referente a calidades y publicidad:
– El aspirador que tengo en casa lo compró mi madre un poco antes de nacer yo, y soy “reserva del 75”.
– Mi adorada manta eléctrica cumplió 37 primaveras este año y NADIE, en ningún comercio, sea físico o virtual, encontrará otra a día de hoy que caliente como la mía. Sí, ya sé, lo de la normativa europea que limita la temperatura máxima del termostato y obliga a instalar un temporizador integrado “anti-marmotas”… éso no existía en los 80.
– Tengo varios móviles con más de 10 años que siguen funcionando como el primer día a pesar de haber sufrido golpes y caídas que, a escala humana, sería como hacer puenting desde el acueducto de Segovia.
– Mi televisor no es plano, ni de plasma, ni LCD, ni OLED, ni HD, ni 4K, ni inteligente, ni tonto, ni tiene WiFi, ni gaitas, pero lleva funcionando como 15 años, posiblemente más. Si alguien conoce algún caso de un plasma con más de quince años, que avise a los del libro Guinness de los récords.
– Mi actual PC lo adquirí en 2007 con Windows XP Professional. Actualmente ejecuta Windows 7 Home Edition 32bits (funciones Aero activadas) y recientemente he descubierto que el hardware es completamente compatible con sistemas operativos de 64bits… ¡¡un PC con casi 10 años, con placa base y CPU de origen y sólo 3 GBs de RAM que se ha ventilado la trilogía de “Batman: Arkham”!! Mil euros me costó y en estos casi diez años de uso, sólo le he reemplazado un par de ventiladores, la unidad DVD-RW y le he ampliado el espacio de almacenamiento, punto. Ah, y la fuente también, pero porque al subir de 3 a 7 discos duros (5 internos y dos externos), se me quedó pequeña, no por avería. 😉
Y sin embargo…
– Compré unos auriculares de los primeros que salieron con adaptadores de silicona y a los 6 meses tuve que hacer uso de la garantía porque los graves del auricular izquierdo desaparecieron, Y encima tuve que “pelearme” con el departamento de Att. al cliente del centro comercial implicado para que cumplieran con su obligación, so pena de informar al fabricante (uno de los graaandes de la electrónica de consumo… y japonés, ahí lo dejo) de la política de esta gran superficie a la hora de aplicar lo estipulado en las coberturas de la garantía oficial de dicho fabricante cuya marca no menciono por razones obvias. Sólo os diré que en respuesta a mi mail argumentando el motivo de mi queja al departamento de Att. al cliente, recibí una llamada del director del departamento de Imagen y Sonido de esta gran superficie para transmitirme sus sinceras disculpas por el malentendido y comunicarme que tenía unas auriculares nuevos en el escritorio de su despacho a mi disposición para cuando me viniera bien pasar a recogerlos. ¿Intuís ya cómo de grande era el fabricante japonés afectado por la política de empresa erróneamente aplicada de esta gran superficie?
– Al poco de empezar la fiebre de las tablets (caí, claro), me compré una de 7 pulgadas. Por problemas de almacenamiento, meses después le hice una “restauración al estado de fábrica”. Cuando volví a encenderla, el escritorio ya no ocupaba toda la superficie de la pantalla. Reclamé al vendedor y éste me remitió al fabricante, esta vez francés. Reclamé al fabricante, les mandé la tablet a Francia (gastos de envío a mi cuenta, qué detalle) y me devolvieron una tablet nuevecita, a estrenar, con su caja, sus flejes, su precinto, sus “plastiquitos”… y con el problema del desajuste de la imagen respecto del tamaño de la pantalla “de fábrica”. Habrá quien pensará “tal y como la recibieron, la metieron en una caja nueva, la plastificaron, la empaquetaron y te la mandaron de vuelta”, pero no, porque había cambios en cuanto a la estética y sobre todo en cuanto a calidad de materiales, perfectamente apreciable con sólo coger la tablet con las manos. Ni que decir tiene que este fabricante está incluído en una de mis listas a la que tengo especial… cariño y que además tengo el gusto de haber bautizado con el nombre de “Never Again, Motherfucker”. No es la única marca, tengo unas cuantas. Y listas, también.
En fin, que ni todo lo que aparenta estar limpio, huele a rosas, ni todo lo que parece estar sucio, apesta. Lo único que está claro es que, como bien dices, Pablo, triunfarán l@s honest@s… más tarde o más temprano, esperemos que temprano y que no nos la cuelen por ir con prisas.
Por cierto, Pablo, una pregunta un poco personal, si no es indiscrección, pero como me consta que te gusta el debate siempre que sea respetuoso, te la voy a lanzar. Que sepas que preveo una explicación perfectamente lógica y puede que incluso absurdamente sencilla, pero me tienes un tanto perplejo y te agradecería que me echaras una mano, asi que ahí va:
¿Cómo puedes, al mismo tiempo, promover una campaña justa y solidaria como la de “www.noalescaqueo.org”, que va en contra de las prácticas de aquellos que se auto-etiquetan como “neoliberales” (para mí, un eufemismo de “ultraconservadores”) y al mismo tiempo manifestar tu… simpatía (?) hacia quien, además de ponerse a sí mismo y a su partido esa misma etiqueta eufemística, cuando ha tenido que reunirse con alguien fuera del ámbito estrictamente político, ha escogido hacerlo con representantes de la banca y el IBEX35 en lugar de con, por ejemplo, la PAH?
Un abrazo, Pablo.
Pregunto a Rivera: es cierto que propondréis la enseñanza SOLO en castellano en las escuelas catalanas si llegáis a “mandar” ?. No me desilusionéis, pero QUIERO saber a quién voto. Un abrazo.