El diario digital PR Noticias me entrevista en el vídeo de arriba (cortito, 2'30'') sobre varios temas: uno es el de los 'influencer', un palabro que todo lo inunda en los últimos tiempos. Como ponen en el titular, creo que en la Red es mucho más importante el qué se dice que el quién lo dice. Aun así, es obvio que vivimos una fiebre de las marcas, faltas de credibilidad para la mayoría de los españoles, que ven en los influyentes una forma de llegar con su mensaje al consumidor de forma más natural y creíble.
Directamente relacionado con ello está otro tema del que hablamos: la creciente importancia de la ética, con ejemplos de flagrante desprecio de la misma como el de Volkswagen, u otros opuestos, como el de las chocolatinas Mars, en el que la compañía demuestra que la RSC no es un concepto vacío sino algo en lo que basan toda su gestión y su reputación. Hace un año escribí que la ética dirá qué empresas mueren mañana, y casos como los citados o el penúltimo, el de Vitaldent -por citar uno solo-, nos demuestran que el bien se abre cada día más paso en el mundo empresarial.
Noticias como la de los papeles de Panamá hacen aún más urgente la regeneración de las empresas desde la raíz, su vuelta a los principios éticos. Es la única forma de triunfar en una sociedad que siente a sus empresas y políticos como huérfanos de valores y les reclama conductas limpias. El liderazgo de la regeneración lo llevan en muchos sentidos las nuevas, las empresas 2.0 que nacen sin muchos de los vicios de las corporaciones antiguas.
Sin embargo, ni siquiera las nuevas se libran de la sospecha de la falta de principios al buscar tributar fuera de donde generan su negocio. Esto, que quizá es uno de los pocos pecados de estas nuevas empresas, cambiará -cuando la UE y los países les obliguemos-, pero parece claro que estas nuevas empresas (de Über a Cabify pasando por Facebook, Twitter, Google o Apple) tienen en general prácticas más éticas y formas más transparentes de gestión que muchas empresas más antiguas. Mientras llega esa obligación de tributar donde generan su negocio, recuerda que tú tienes un superpoder: el de lo que compras y lo que no. Un trozo de la ética de todas las empresas está en tu bolsillo.