Con ustedes…¡lo mejor de cada casa!

¿Adivináis qué dos nuevos personajes entrarán esta semana en vuestro salón? A través de la televisión, se entiende…Este vídeo os dará una pista:

Efectivamente, es Antonio Puerta, el supuesto agresor de Jesús Neira que, como cuenta El Mundo, salió ayer de la prisión provisional en la que llevaba 17 meses, gracias a este auto judicial. Advierto que no enfocaré el tema desde el punto de vista jurídico. Primero, porque parece que se cumple escrupulosamente la ley; y segundo, porque no tengo la menor idea de leyes. Ahora mirad esta foto:Sí, es el tal John Cobra, el dechado de virtudes que armó una escena desagradabilísima en la gala de Eurovisión en TVE1. Me pareció repugnante su aparición en televisión y no recomiendo verla, pero si te puede la curiosidad, lo tienes aquí (el lío empieza en el min 3,40).

El tal Antonio Puerta es un supuesto delincuente que a mí, personalmente, me parece un ser despreciable; el tal John Cobra, es un chaval sin ninguna educación y con pocos caramelos en el tarro, como diría mi gran amigo Sebas ;), aunque no se le conoce delito alguno. Entonces, ¿qué tienen en común ambos individuos? Pues parece obvio: serán los próximos invitados a entrar en el salón de casa de millones de españoles, que sólo tendrán que encender su TV para recibir con los brazos abiertos a estos dos Doctores de la Escuela de la Moral.

Creo que hay un abismo ético entre uno y otro: el chico-que-no-canta me da pena pero no me parece más que un personajillo de esos que pululan por nuestros cultos canales privados; el supuesto homicida en grado de tentativa, ese sí me parece un ser peligroso. Puerta, de buena familia, y Cobra, de la calle, serán desde mañana mismo compañeros de platós, y pasarán a ganar suculentas cantidades de dinero por cada pase que den en los distintos espacios de las televisiones privadas (que os recuerdo que tienen el negocio de entretener y no de educar a nadie, por lo que buscarán en estos nuevos personajes contenido televisivo que les resulte rentable).

Tardaremos pocos días en ver cómo Puerta utiliza los platós para lavar su imagen -cosa que de paso le puede ayudar en su juicio, pendiente de celebrarse-, y tardaremos aún menos en ver cómo el me-vais-a-comer-la-p**a empieza a ver chorrear billetes y se enseñorea desafiante por las televisiones (gracias a que mi televisión, la tuya, lo ha aupado a esa posibilidad de convertirse en cash en las privadas). Como muchos recordaréis, a mí me asquea la telebasura como a la mayoría de quienes venís por este blog. Además, hace casi un año 30 periodistas tuvieron el detalle de contestar a una encuesta en que les planteé si debe cobrar un delincuente por hablar en televisión de su delito. Y el tema generó un buen debate en el blog y setenta y tantos comentarios en la portada de Menéame. Así que como ya he tratado mucho el tema y me parece complejísimo, me limitaré a plantearos preguntas de comunicación que me vienen a la cabeza sobre estas dos noticias que desde mañana serán la misma: Zipi y Zape, la nueva pareja televisiva.

  • ¿Deberían los jueces establecer penas complementarias para que un delincuente no pueda cobrar por hablar de su delito? (recordemos que el caso Neira no entra en ese supuesto, pues Antonio Puerta aún no ha sido juzgado).
  • ¿Hace bien Televisión Española retirando de Youtube cada vídeo nuevo que alguien sube con la escena completa de John Cobra? ¿Habrán fomentado el morbo por verlo y se convertirá en otro ejemplo del efecto Streisand?
  • En su web lo han publicado censurado para no herir la sensibilidad de nadie. ¿Qué te parece?
  • ¿Somos los telespectadores conscientes de la responsabilidad que tenemos estando al otro lado del televisor como colaboradores necesarios?
  • ¿Deben las televisiones privadas auto-regularse en algún supuesto, como en el de los delincuentes ya juzgados? ¿Y el Gobierno?
  • ¿Tenemos que comprar leche en el próximo pedido, o sigue quedando algún brik en la nevera? (ah, no, esto era un tema mío de casa… ;)).

La foto la he tomado prestada de Jek in the box

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7 comentarios en “Con ustedes…¡lo mejor de cada casa!”

  1. A nadie se le puede prohibir hablar sobre sus cosas, ya que esto entra dentro de la Libertad de Expresión, ni podemos impedir que una empresa haga negocio con los contenidos que quiera siempre que estos sean legales. Sin embargo sería bueno que acusados, como víctimas, expandiéndolo hasta sus familiares en tercer grado, no pudiesen percibir recompensa de ningún tipo (bienes, dinero o servicios) por sus declaraciones.

    Esto abarata los costes a las productoras, pero desincentiva a los protagonistas que no tengan algo realmente importante que decir, o que no puedan resistir a la fama.

    De todos modos, mientras haya espectadores habrá programas que ofrezcan estos contenidos, por lo que la autoregulación es utópica. Lo máximo que podremos hacer es llevar estos programas a áreas de la parrilla que ofendan menos, pero no suprimirlos.

    Por cierto, he mirado en la nevera y hay leche.

    Una buena entrada, como siempre.

  2. Pingback: Bitacoras.com

  3. Muy interesante tema de debate. Voy a comentar por partes ya que me parecen dos casos diferentes:

    – Antonio Puerta: Al tratarse de un asunto judicial con un delito pendiente de ser juzgado, yo creo que sí debería legislarse para que hasta que se celebre el juicio, ningún implicado pueda acudir a los medios y evitar así juicios paralelos. Tanto para bien como para mal. Me estoy acordando del chaval acusado de violación y malos tratos a la hija de su novia, que finalmente había caído de un columpio.
    En cuanto a lo de cobrar… es más difícil porque si el delincuente habla tras cumplir condena, lo único que se puede hacer es obligar a que pague a víctima y familiares la indemnización impuesta y a partir de ahí (según el Código Penal habría cumplido con la sociedad) podría hacer caja sin problema. La responsabilidad moral recaerá entonces sobre el que paga (en el caso de Telecinco, no hay moral, no hay remedio).

    – John Cobra: Se trata de un problema de educación. Y refleja a la perfección la sociedad actual: un chaval haciendo el cafre (podría ser cualquier alumno de ESO de cualquier instituto de España) y una autoridad, la dirección del programa, (podría ser cualquier profesor de instituto) achantada bajo la presión de un buenismo impuesto por un concepto de libertad malentendido y peor transmitido a los niños de hoy. La culpa fue de la dirección del programa que lo tenía que haber echado del plató cuando se empezó a agarrar los huevos. En lugar de eso, le dieron un micro para que soltase sus lindezas. “Yo soy como soy y el que me quiera bien y si no, que me la chupen”, algo así suelta el angelito. Ese ‘todo vale’ es el concepto que transmite una ley de educación como la actual así como la ley del menor, donde los chicos tienen patente de corso para hacer lo que quieran y los padres y profesores se convierten en maltratadores por dar una bofetada. Yo, que me he llevado unas cuantas tanto en casa como en el colegio, agradezco desde aquí a mis padres y profesores que me cruzaran la cara en todas esas ocasiones.

    Y por último, discrepo con David sobre el concepto de televisiones privadas y la autorregulación. Cierto es que su misión es generar beneficios (entreteniendo, educando…, el caso es que sean rentables como cualquier empresa) pero la ley española contempla el espectro de ondas de radiodifusión y televisión (ahora TDT) como un bien público, ya que es un bien limitado. Y lo que hace es realizar CONCESIONES (cumpliendo unos requisitos) para que la gestión de ese espacio lo realicen empresas privadas. De modo que el Estado debe ser el garante de un buen uso de esas concesiones. No hay que controlar todos los contenidos ni censurar, pero sí poner ciertos límites (pago a delincuentes, etc.) y sancionar (ahora que lo de recaudar a fuerza de multas está de moda) a posteriori.

    Enhorabuena por el post Pablo, seguro que da mucho juego el tema.

    Un saludo!

  4. Es un tema controvertido sin dida. Ya hace años que he dejado de creer en la televisión pedagógica, pública o privada que sea -y siendo italiana la cosa viene de antaño-. Eso sí, me gustaría que cualquier medio tuviera una ética, y voy concretando la palabra medio. Si cada responsable de invitar a su plató un presunto agresor o un chico maleducado, se preguntara: ¿Invitando a este personaje estoy aportando información útil para mis seguidores o sólo les estoy dando morbo? Y de repente, se acoradara de su función, todo iría distinto. Y si todos se portaran acordes con sus funciones, el presunto agresor o el chico maleducado dejarían de ir a los platós y por último, dejarían de suscitar interés. ¡Y todos viviríamos felices comiendo perdices! Bromas a parte, una ley que regule determinados casos podría chocar con la libertad de información. Si cada uno de nosotros se dejara guiar por la ética, incluso en los negocios, todo iría mejor. !Tacharme de utópica si queréis!

  5. Parece ser que le han negado las apariciones por ahora:

    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/02/24/television/1267028444.html

    Por supuesto, se presupone que no es por compromiso ético, por mucho que digan que “No entiende está profesión”. Más bien parece que se debe a las altas pretensiones económicas (Parece).

    Por otro lado, se habla mucho del equilibrio regulación/libertad de expresión o la autoregulación de las mismas cadenas pero se debate poco sobre la responsabilidad que podrían tener los anunciantes para relacionarse o no con ciertos contenidos, que son los que, al fin y al cabo, tienen la sartén por el mango en los Medios.

    1. Por ahora, sí, Ricardo. Pero yo creo, como tú, que es cuestión de que TeleCinco sabe que el chaval se muere por ir, por lo que podrían estar perfectamente dilatando el proceso para pagarle 3 veces menos. Y sobre todo, si TeleCinco y Antena 3 llevan años pagando incluso a delincuentes por ir a hablar de sus delitos, no les voy a dar el beneficio de la duda porque en esta única ocasión se pongan dignos.

  6. Pingback: ¿Somos quién para cuestionar el sueldo de Belén Esteban? | Comunicación se llama el juego

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