Está muy bien lo de la ayuda a los bancos, sí; pero ¿quién defiende a los periodistas? Hace unos días, en mi personal resumen del año, os subrayé que me preocupan mucho los despidos masivos que está habiendo de trabajadores de medios de comunicación a cuenta de la crisis. No suelo ser nada corporativista porque creo que entre mis compañeros de profesión hay gente buena y otros, no tanto… Me avergüenzo a menudo de los que perpetran faltas de ortografía en cada texto, los que -con la carrera o sin ella- se dedican a a husmear en braguetas ajenas, y otros ejemplos de mal periodismo que no voy a reseñar en este post.
Porque lo que quiero hacer hoy es romper una lanza por los más de 1.500 periodistas y trabajadores de los medios que se están yendo al paro en nuestro país –¿qué coño querrá decir eso de romper una lanza?-, pues siento que están siendo víctimas indirectas de una purga que tiene muchas más causas y más culpables que la actual situación financiera de España y del resto del mundo.
No aspiro a hacer un análisis riguroso porque el tema me parece, por complejo, inabarcable; pero sí pondré el acento en algunas pequeñas partes de esta historia que me resultan curiosas.
La primera, en la frente: ¿por qué cuando el gobierno anuncia ayudas para banca y el sector de la automoción, a todos nos parece tan razonable? De acuerdo, son sectores clave de los que dependen miles de puestos de trabajo y parte importante de la economía; pero a toro pasado, ¿hemos salido los ciudadanos beneficiados por la apertura del crédito a la banca?
Y ya puestos a jerarquizar sobre los teóricos beneficios de la intervención estatal, ¿no estamos olvidando que menos periodistas trabajando es sinónimo de menor libertad de expresión? Se supone que el artículo 20.1d de la Constitución, del Título I en el que se encuadran los derechos que teóricamente merecen mayor protección, consagra el derecho de los españoles a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
Mi sensación es que en España hemos llegado a un nivel de desarrollo tal, que hace que la propia sociedad dé por hecho que el terreno avanzado en la libertad de información ya no tiene vuelta atrás. Y es un error. Los españoles no parecemos ser conscientes de que las libertades, que tanto costó conseguir, corren serio peligro. Si se produce una merma en nuestro derecho a informar y estar informados, retrocedemos muchísimo como sociedad, y nos despeñamos hacia un territorio en el que la democracia se debilitará y el poder tendrá mayor margen de actuación y recibirá menores críticas. Culpables somos probablemente los periodistas por no advertir de este riesgo. Y culpables, por encima de todos, los políticos, porque no por casualidad están dejando de actuar…
El desinterés de los políticos tiene mucho que ver con que prefieren 100.000 ciudadanitos que les critiquen desde la debilidad de un blog o un comentario, a que un medio que siguen 100.000 personas les haga una crítica profesional, medida e infinitamente más influyente. Cuantos menos medios haya y menos periodistas, más libertad de acción para los políticos.
Pero en todo caso, a quienes correspondería velar por el empleo de los profesionales en medios es, precisamente, a los dueños de las empresas editoras de los mismos. Y ahí es donde haría la mayor crítica: en este maremágnum de crisis, los grandes medios no sólo no elevan su voz contra esta sangría de despidos, sino que incluso los fomentan y los silencian desde la más absoluta hipocresía. ¿Que no es noticia que en seis meses se despida a 1.500? Me río de una supuesta ética que, cuando al editor conviene, les permite endilgarnos en portada temas que bajo ningún prisma periodístico merecerían ni una línea en una primera página. Los medios deslizan el foco a veces pensando en el interés de su audiencia y otras, cuando les apetece, para defender otros múltiples intereses ocultos que nada tienen de nobles…
Lo que sucede es que, independientemente de la crisis, los medios de comunicación afrontan una revolución tan impresionante por el estallido digital que, sin reconocerlo, están despidiendo a mucha más gente debido a su propia pérdida de competitividad, que en este sentido nada tiene que ver con la crisis financiera mundial. Se ha perdido inversión publicitaria, sí; pero con la excusa de la crisis, se pretende colar de rondón en los expedientes de regulación de empleo a muchas más personas de las que correspondería si sólo tuviéramos crisis económica. Me indigna la postura de los medios, que quieren escurrir el bulto y aprovechar que la puerta está abierta para echar a más gente de la que necesitaba la gestión de esta crisis.
El gran tema es que cada vez más emisores competimos por el tiempo de los demás. Durante el tiempo que tú lees esto, estás dejando de leer otra cosa o de ver un canal de televisión; y no importa que yo no obtenga ingresos directos por escribir este texto, porque el hecho es que tú has dedicado ese tiempo -único- a este blog. Jesús Encinar, fundador de idealista.com y gran experto en internet, dice que el valor de los contenidos tiende a cero, en un artículo que os recomiendo. La afirmación es dramática pero realmente refleja muy bien cómo de drástico está siendo un cambio que los medios tradicionales se empeñan en negar.
Y sí, los medios ocultan que tanto los aficionados metidos a periodistas u opinadores, como los periodistas en sus ratos libres, como cualquiera que quiera tener una voz en internet, están consiguiendo que los antes todopoderosos medios pierdan influencia social. Y ante esta evidencia, y una vez olvidados en su caprichosa memoria los pingües beneficios de otros años, los dueños de los medios optan por despedir a las personas que hacen la diferencia. Y hacen la diferencia porque, pese a que la carrera de periodismo dista de ser un ejemplo de buena formación superior, los profesionales que ejercemos cualquier tipo de labor informativa, lo hacemos como mejor sabemos, y buscando ser fieles a nuestras obligaciones, desde la responsabilidad. Quienes desde los medios ejercen su labor informativa, son los directos representantes de los ciudadanos. Y creo que son ellos quienes mejor conocen los mimbres de la profesión, por lo que es justo que desempeñen su trabajo con garantías, porque aportan un valor importante a la sociedad.
La parte buena que tiene esta democratización en la generación de contenidos es que supone un estímulo para nosotros, los profesionales de la información. Ante el improvisado intrusismo de quien se dedica a escribir sin ser periodista, los que sí lo somos tenemos la obligación de ser mejores en nuestra labor, precisamente para prestigiar nuestro propio papel. Y esa es también una responsabilidad que no debemos obviar, sino afrontar con ilusión por aprender a ser cada día mejores y por ganarnos la representatividad que tenemos como depositarios de las garantías amparadas en ese artículo 20. A veces depende de nosotros, de cómo hagamos nuestro trabajo; y a veces estamos en manos de que que nuestra empresa periodística cometa atropellos como el que os destacaba antes, que hacen que los propios lectores perdemos el respeto a los medios cuando faltan a su compromiso con nosotros.
Os decía al empezar que no aspiro a dogmatizar ni a dar una visión completa, porque mi visión es personal y muy sesgada. Por eso me encantaría que hagáis comentarios que enriquezcan esta conversación y que nos amplíen a todos la foto de cómo están las cosas. Si trabajas en medios o eres periodista y te sientes vinculado a esta causa, te recomiendo que te unas al grupo que se ha organizado en Facebook (ya somos más de 1.700 miembros) y que sigas el blog que han abierto para reivindicar la dignidad de la profesión. Y seas o no miembro de la tribu periodística, te pido que nos des tu opinión sobre el tema. ¿Cómo lo veis vosotros?
——-
Actualización del 29/12/08: Enrique Dans publica aquí artículo muy completo sobre el tema de los despidos y la crisis de los periódicos.
Pingback: Bitacoras.com
No soy periodista ni entiendo lo suficiente del tema como para que mi opinión aporte nada relevante pero creo como tantas otras veces que he debatido sobre este tipo de temas,que estamos ante un problema difícil de resolver porque ante todo priman los intereses politicos y economicos por encima de cualquier cosa,inclusive la salud.
Además creo que en último término es una cuestión de educación y de no acogernos a la máxima del ” todo vale” contagiandonos en este caso de lo que diga ” el pueblo”,ignorando o dejando en un segundo plano planteamientos razonados y justificados objetivamente.
Y para terminar,haciendo alusión al tema planteado en el artículo “segundamano…”,debemos admitir el avance en ciertos sectores que nos obligan a desechar lo tradicional.Es verdad que asusta pero es la realidad.Aprovechemos lo positivo de todo esto.Viva el buen periodismo!
Pingback: Diez lecciones para seducir a un periodista « Comunicación se llama el juego
DEPARTAMENTOS DE PRENSA,
o la cuadratura del círculo.
Rafael del Barco Carreras
A los periodistas si los echan de las quebradas redacciones, a los que se han portado bien, los contratan en los oficiales “Departamento de Prensa”. Todos los organismos, partidos, cajas, bancos, o grandes empresas, incluso los grandes bufetes, tienen el suyo. Departamentos de Propaganda o creación de “Opinión Pública”. Cada uno con su intrigante Goebels de turno. Podríamos asegurar que quien no tiene uno “no es nadie”, no existe. Y como el papel prensa retrocede, subvencionan miles de WEBs o digitales, INTERNET, aplastando la poca libertad de prensa existente, o minimizando a los malditos bloggers que no se condicionan ni por la publicidad, y por encima de todos, a años luz, la Tele Única, el Cártel Televisivo, con patente de corso en cuanto a ilimitado crédito.
¿Y a qué se dedican? Muy simple, a convencer al personal (los contribuyentes que en definitiva son los que pagan sus sueldos) de que quienes les han contratado, que también cobran del contribuyente, son los tíos o tías más geniales, más grandes y más inteligentes de todos. También a denostar a los marcados como enemigos por la jefatura. Pero y además, en estos primeros días de enero del 2009, de la cuadratura del círculo, de que 2+2 son 5 o 3, de que los precios bajan y que un hipotético 6% redimirá a los más desfavorecidos, los que cobran, viudas, unos 200 y pico € al mes. Lo de la “inflación por debajo de la Unión Europea”, una genialidad del álgebra estadística o el cálculo de probabilidades en manos de los voceras predicadores que repercutirá en ese regalo cada enero a los pensionistas por la inflación calculada y la real abonada anulando la dádiva. En pocas palabras, este año la inflación para un pobre que solo y escasamente consume, agua, luz, alquiler, pan, leche, arroz, huevos, poca carne y pescado congelados o las indispensables pastas, patatas y verduras, o los transportes públicos para trasladarse aunque sea a “urgencias”, han subido más de ese 6% predicado por Zapatero que cobrarán únicamente una parte de ellos, pues los de 356,20 € deberán contentarse con el 2,40% (milagroso porcentaje de noviembre), y varios millones sin nada y “buscándose la vida”, muy deteriorada durante el 2008. Incluidos los parados, ¿ocho o diez millones?, que al parecer “ni votan”, la desazón o la miseria les inhibe. La simple prueba del nueve, sin cálculos apriorísticos… uno apaga el televisor, y se pasea, verá que las colas ante los comedores “sociales” ya sobrepasan en mucho las de los domingos de LAS SIETE PUERTAS, el conocido restaurante barcelonés de las paellas. Lo digo así porque hace escaso tiempo esa cola era superior a la de cualquier comedor de beneficencia, a los que les sobraban plazas y alimentos. Han exprimido tanto el limón que lo han pulverizado.
Una gran labor la periodística, convencer a una mayoría, que superó hace tiempo las miserables minucias, de que la culpa la tienen los Americanos y su crisis, que en el fondo ni les importa… y si se empeñan, así será. Los disfrutadores de las “rebajas”. En definitiva, aumentar poco o bajar algo el llenado del depósito del coche, o el recibo de la luz y el agua, a lo sumo afectará a unos kilómetros los domingos, o dos o tres días de vacaciones. Pero entre los desgraciados y los que la buena nómina o renta les permiten ciertas holguras, y ni que decir tiene, las “clases altas” (donde debemos incluir a todos los “sueldazos oficiales”) existe una gran masa que sufre las colas ante el INEM, los macabros reajustes de plantilla, la lista y esperas hospitalarias, los problemas de razas y drogas en el barrio, que facilidades, promesas y créditos, a lo sumo son una amañada lotería, y un sin fin de noticias de “boca a boca” con las que se convencen que la Tele los manipula y MIENTE. Una BURLA, como regalar un televisor de plasma a una anciana o resaltar con niños las desgracias de otros mundos para establecer unas favorables comparaciones.
Yo aseguraría que entre las “noticias boca a boca” e Internet se sitúa ese descenso en la intención de voto que afecta a un Socialismo corrupto y a una Oposición tan de “sueldo oficial”, e involucrada en el reparto del pastel, que pueden acabar con la actual DEMOCRACIA VERTICAL, y establecer la de los tres poderes separados, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, las listas abiertas, las obligatorias primarias en los partidos, sin votos cautivos, etc. etc. Democracia que ni de lejos predica ninguno de tan demócratas Departamentos de Presa. ¡Qué ingenuidad! Y los ingenuos alcanzarán el Reino de los Cielos, porque el de aquí…jamás.
Pingback: Cierra el gratuito Metro, primera gran víctima de la crisis « Comunicación se llama el juego