Un barco con una vía abierta por la que entra agua a borbotones. Eso es lo que Felipe VI hereda estos días. El nuevo Rey tiene que contener la vía de agua desde mañana, poner un corcho que tape de momento el agujero y trabajar mientras en construir un barco nuevo moderno y transparente.
Transparente, porque sólo los hechos comunican. En esta nueva era, hoy, el poder es de las personas, y ya no valen las palabras. Los malos políticos y el Rey Juan Carlos echaron por tierra el crédito que tenían. Esa es la clave que teñirá su comienzo: el descrédito de la institución es tal, que sólo podrá ganarse su legitimidad mostrando que con Felipe VI llega un tiempo nuevo en los hechos, y no sólo en las formas. Desde mi posición como comunicador, estos son los consejos que yo le daría al Príncipe que mañana será Rey:
- Nuevo equipo de comunicación. Debe renovar su equipo entero y, sobre todo, el de comunicación, para que entre gente que entienda la nueva era digital. No pueden seguir pasando casos como el de la censura de RBA de su revista El Jueves, error claro de Casa Real. Si pidió censurar la portada, torpeza supina. Y si no lo hizo, torpeza por dar a entender a empresarios de medios de comunicación que en la Casa aprecian que actúen de muro de contención ante las críticas. RBA no censura esa portada ni tira 60.000 ejemplares a la basura, perdiendo dinero, si no es porque cree que Casa Real aprecia su gesto. Porque de apreciarlo, son los únicos que lo harían. Para todos los demás, la decisión de retirar la broma de portada fue tirar por la borda una revista y llamar a gritos al efecto Streisand. La revista ha muerto de hecho con la valiente y digna marcha de la mayoría de sus dibujantes, que, por cierto, hoy sacan este gran cómic sobre el cambio en la monarquía (puedes bajártelo por 1,50€). ¿A quién recomendaría yo para dirigir la comunicación de la nueva Casa Real? Lo tengo clarísimo: a Carlos Salas, que ha dirigido importantes medios de comunicación, tiene un gigante bagaje, sabe que hoy lo que vale es la transparencia y contar historias y conoce muy bien la comunicación digital y las redes sociales.
- Que huya de los privilegios. La institución monárquica es hoy anacrónica, en sentido genérico. En un mundo en el que la meritocracia es la única moneda de poder aceptada por los ciudadanos, chirría todo lo que huela a no elegido y a privilegiado. Por eso, Felipe tiene que mostrar su clara vocación de ganarse el puesto. Que desde el primer día haga ver que a él lo han nombrado Rey pero que es consciente de que sólo haciendo un servicio a España seguirá reinando. Y para ello, tiene que abrir puertas y ventanas, acabar con el olor a naftalina y publicar hasta la última coma del presupuesto de la Casa. Si publica las cuentas, habrá críticas iniciales, pero ese gesto denota un cambio de actitud brutal hacia la transparencia, y le dará credibilidad.
- No debe defender a su su hermana Cristina ni dejar que lo hagan otros. Cuanto más defienda a Cristina durante su próximo proceso judicial, más enfangará su propio crédito. Esperpentos como el del fiscal Horrach son hoy prioridad para Felipe. Si consiente que Horrach siga siendo abogado de la Infanta en vez de defensor de los españoles ante un posible delito cometido contra nuestro dinero, el nuevo Rey perderá la partida de la credibilidad en el primer asalto.
- Contratar a un buen escritor de discursos. Una de las cosas más casposas de los últimos años de Don Juan Carlos fueron los discursos. Se quedaron anclados en los '80 y olían a televisión en blanco y negro. Felipe debe dar un giro brutal al contenido de los discursos, pero sobre todo al tono: debe expresarse con un lenguaje que no le he visto usar hasta hoy. En Goodwill hemos llevado varios años la comunicación de los Premios Codespa, que entregan los Príncipes de Asturias, y recuerdo una anécdota: alguna vez le pedí a Casa Real que me pasaran su discurso el día antes (para preparar la nota de prensa con antelación), y me dijeron que no podían porque era el propio Príncipe quien lo escribía y retocaba hasta el último momento. No me creí que lo escribiera él pero seguramente sí sería cierto que lo retocaba. La anécdota contenía algo bueno que debe permanecer: el equipo de Casa Real trabaja entregado para ensalzar, hasta en pequeños gestos entre bambalinas, el trabajo de los miembros de la Casa. Obama tuvo en Jon Favreau, autor de sus discursos, uno de sus puntos más fuertes. Felipe VI tiene que encontrar su mirlo blanco, su Jon Favreau, y hacer con él una piña para construir historias creíbles y directas.
- Rentabilidad publicitaria. En un mundo que no cree en princesas ni en castillos, la Casa Real puede tener su sitio. Pero sólo si basan la estrategia en que vuelva a ser lo que fue: nuestra mejor embajada en el mundo. Si pagamos un presupuesto de 7,7 millones pero eso se traduce en lo que en comunicación llamamos rentabilidad publicitaria (miles de noticias buenas sobre España), entonces la monarquía volverá a ser buena para España en términos de imagen. Si Felipe y Letizia son un reclamo de España limpio y brillante, como lo es Rafa Nadal, el clima antimonárquico irá cediendo y los españoles abrazaremos de nuevo la monarquía. Recordemos que por debajo tendrán a un grupo de políticos desfasados que, con su conducta, hacen fácil que brille por encima de ellos alguien que tiene valores. Ahí hay una gran oportunidad: el Rey acabó al nivel de los malos políticos, que hoy son muchos. El nuevo Rey debería aprovechar su mayor preparación, sus idiomas, su juventud…para demostrar que su nivel intelectual, profesional e institucional está por encima de tanta actitud mediocre.
- Letizia es un activo brutal de su reinado, si se hace más cercana. La calidez debe impregnar la comunicación de ambos, pero en especial la de ella. Su elegancia y su inteligencia son buenas herramientas a nivel internacional, que debe acompañar con una definición personal y clara de su papel y su posicionamiento.
- Enfoque hacia los jóvenes. No, no hablo de un enfoque electoral ni táctico: me refiero a que de verdad los nuevos Reyes aprovechen su cercanía generacional para tender todo tipo de puentes -que serán siempre pocos- hacia los jóvenes. Son la clave de que mañana haya o no monarquía. Su 'electorado' más importante. Y quienes menos afecto sienten hoy por la institución.
- Felipe VI, líder contra la corrupción. El ejemplo del Papa Francisco -os lo dice un ateo- es perfecto. Felipe tiene una oportunidad histórica: ser quien desde mañana reclame -con palabras y hechos- que la política vuelva a ser un terreno fértil para los españoles y no para los 'labradores públicos' que se llevan a su casa lo recogido.
- Humildad ante las críticas republicanas. Tanto Felipe como Letizia tienen que mostrar, no debilidad, pero sí humildad ante quienes hoy cuestionan la monarquía. La negación infantil que ha hecho el Gobierno (y el PSOE) del debate Monarquía-República, es mala para la institución. ¿Cómo se vence en ese debate? Ganando legitimidad con el buen ejercicio de su labor. Si lo hacen, seguirá habiendo partidarios de la república pero serán menos. El debate no va a dejar de existir porque se tape con una alfombra de bordados de oro por encima; al contrario.
- Felipe y Letizia, un equipo ganador. La cicatería del Rey Juan Carlos con la Reina Sofía en estos últimos días (apenas la citó en su discurso de abdicación, no había fotos de ella y sí una pieza de arte regalada por Corinna…), es veneno para la imagen de la Casa Real. Los nuevos Reyes deben ser un equipo y una pareja que se vea que lo es de verdad, y que escuchan y agradecen las críticas y trabajan juntos para nuestro beneficio como país.
La 'campaña electoral' de los nuevos Reyes ya ha empezado y, aunque no saben cuándo será la votación, es probable que tengan solo 2 años para lograr que la sociedad les dé su confianza. Son dos años de vértigo porque de las Elecciones Generales de final de 2015, saldrá un Parlamento más republicano del que hay hoy. Según cómo haya sido el primer año y medio de reinado del nuevo Rey Felipe VI, los españoles pedirán que se abra un referendum para elegir entre monarquía y república o no. Querido lector: tanto si te sientes republicano como monárquico, es bueno para España que Felipe VI haga historia y dé la vuelta a la imagen de de la monarquía para convertirse en un verdadero líder moral de nuestra nación (el puesto lleva años vacante y sin que lo quiera pelear ningún líder político). Le deseo mucha suerte a Felipe VI. ¡Ojalá que acierte con su difícil trabajo!
Actualización del miércoles 18 a las 11,37h: ¡increible casualidad! Carlos Salas ha publicado también un post, mejor y mucho más corto que el que te acabas de tragar, que titula "Diez consejos de comunicación al Rey Felipe VI". El título de su post y del mío coinciden porque siguen la misma norma mental: poner lo de los 10 puntos, que hacen que el lector sienta más interés y Google enlace mejor ese contenido. Si no fuéramos amigos, no sé si Carlos me habría creído cuando lo he llamado para disculparme y decirle que acabo de descubrir su post al conectarme a su perfil de Twitter para enlazarlo en el párrafo en que lo cito arriba. ¡Ahora sí que tenéis que contratarlo para Casa Real!
Imagen: simongu / 123RF Stock Photo
Pues a mí me ha gustado más tu post Pablo 😉
Hola Pablo! como profesional de la comunicación, estoy de acuerdo en muchas cosas (casi todas) de tu post. Y aún más de acuerdo en que la comunicación de la Casa Real, hasta ahora, ha sido nefasta.
Sin embargo, como ciudadano, votante, y sobre todo, contribuyente, me da pena que hayas caído en el maniqueísmo que una minoría (hasta que se demuestre lo contrario) republicana, apoyada en medios poderosos (Cuatro y La Sexta ppalmente), quiere hacer ver que la sucesión debe llevar a un debate monarquía/república y en último caso, a un referéndum sobre el mismo.
Con la que está cayendo, cambiar al rey por un presidente de la República electo, supondría que tendríamos los mismos costes, mayor probabilidad de fracaso (los candidatos serían políticos mediocres, desfasados y sin valores de los que hablas), y un coste en campañas electorales para elegir a una figura cuya labor es únicamente REPRESENTATIVA (ni pincha ni corta, vamos).
Pero sobre todo, el debate no ha lugar porque para celebrarse ese referéndum tendría que modificarse la constitución con el apoyo de 2/3 de las cámaras. Y PP y PSOE (80% de escaños) ya se han posicionado a favor de la monarquía.
Conste que no tengo aprecio a la monarquía en absoluto, pero sí a la DEMOCRACIA y a las reglas del juego. Y las reglas dicen lo que dicen. A mí no me gustan reglas como la ley electoral, o las autonomías, y acepto. Los demás deberán aceptar también la monarquía hasta que SIGUIENDO LAS REGLAS se decida cambiarla. Por eso, creo que como comunicador esta vez cometes un error en alimentar un debate que no existe. Ya que desde la movida del referéndum de Cataluña y la llegada de Pablito Iglesias, parece que la democracia es hacer referéndums sobre lo que le venga en gana al primero de turno.
Y no hay nada como buscar soluciones a un problema que no existe, para dar a ese problema la categoría de realidad.
El rey Felipe VI haría bien en seguir tus consejos para mejorar la imagen de la institución, si le interesa. Pero nos guste o no, no debe hacerlo para ganarse el favor de nadie ni para que no se enfaden los republicanos y salgan a la calle a liarla como de costumbre. Ya que no está en sus manos ni sería su culpa que la monarquía perdure o se decida cambiar por una república pasado mañana…
La labor del rey es más importante hacia fuera (RRPP con otros jefes de Estado) que hacia dentro. Es un embajador, sólo que al más alto nivel y con una excelente preparación. El hecho de que lleve corona o sea elegido en votación es lo de menos. Al menos en mi humilde opinión.
un abrazo!
No se donde nos llevará todo esto pero me da mucho que pensar que habia un libro que anunciaba ya en el 2007 la abdicacion del rey Juan Carlos y un proximo enfrentamiento cuando Felipe fuera rey
http://www.caesaremnostradamus.com/Lo%20cumplido_archivos/abdicaelreyjuancarlos.htm