Juntos por un gran país. El vídeo de un minuto que tienes sobre estas líneas (pincha aquí si lo estás leyendo en tu correo) no es un vídeo de humor aunque lo parezca. Lo lanza el Partido Popular, se supone que para promocionar la figura y la labor de Mariano Rajoy.
Cuando asesoras sobre comunicación a organizaciones, se te deberían ocurrir consejos. Yo me siento muy limitado para dárselos al equipo asesor del Presidente, pues todo lo que hacen está mal de principio a fin. El vídeo es entre caricaturesco y siniestro, y parece nacido de la mirada de un marciano recién aterrizado en España.
La enfermedad del Partido Popular es que cierran los ojos ante la bofetada que los españoles le dan mentalmente a su presidente. Rajoy es alguien a quien no creen ni sus votantes, una persona a la que la realidad -por vía judicial o por medio de los hechos- desmiente en cada punto importante de su discurso. Dice que lucha contra la corrupción mientras premia a Ana Mato con una portavocía que le supone 1.000€ más al mes que a los diputados rasos.
Por eso, el problema mayor lo tienen en hacer crecer ningún mensaje, pues todos ellos se construyen sobre un amasijo de vigas podridas: las mentiras anteriores y las que se matan con el presente. Sobre los mensajes de Rajoy pesa, como una losa, el recuerdo que los españoles tienen de España y de lo que hemos vivido y seguimos padeciendo.
Para los populares, Bárcenas es un delincuente que actuó solito en su organización; un garbanzo negro. Y es patético ver que, por corrupto que sea el tipo, creemos más en lo que diga él que en lo que digan sus antiguos compañeros. “Nos ha faltado un poco de piel, un poco de sensibilidad“, comentaba hace días en este otro penoso vídeo promocional Carlos Floriano. “No es una cuestión de piel, sino de cerebro“, le corrigió con estruendo Bárcenas. Hasta Ana Botella, nada alineada con Rajoy, se empeña en hacer un vídeo surrealista sobre una ciudad que no es Madrid.
Os decía que la gente se cree más a Luis el Cabrón que a cualquier portavoz del Partido Popular. Y es que -salvo cuando niega su extraño patrimonio-, el extesorero del PP es rotundo y directo, y asume bastantes de sus hechos delictivos. Eso le hace ser más creíble que quien, como un niño, niega todo lo innegable. Cada vez que habla Bárcenas, recuerda a todo el país que el Presidente del Gobierno miente sobre todos los delitos en los que, según la instrucción judicial, el partido y sus miembros participaron.
Pero para muestra, un botón de ayer: Bárcenas criticó al portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, quien el viernes pasado le pidió que cada vez que hable de este partido o de Rajoy, “antes se lave la boca con lejía“. “Me parece que el nivel cerebral de este señor está francamente tocado, y ese es el problema que tiene el PP, al que le deseo lo mejor, y es que no tiene a los mejores y que la excelencia no es precisamente lo que prima entre las personas que lo dirigen“, sentenció Luis Bárcenas. Sus palabras son demoledoras, en fondo y forma. Caen en el imaginario colectivo como piedra en estanque. Y las de Rajoy caen como una piedra en un pozo sin fondo.
Ahí es donde se ve el contraste entre un delincuente encantado de conocerse y un Presidente de Gobierno que estará incómodo hasta con sus familiares, un hombre no se atreve ni a llamar de verdad a la puerta de nadie por si le rompen las gafas de un portazo. Mariano Rajoy, contra la realidad, se empeña en darnos las gracias. Gracias a ti, Mariano ;). El vídeo original es cómico pero te vas a reír aún más con estas parodias:
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Yo de estos corruptos no quiero ni las gracias. Ni de los banqueros.
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