Anoche nos fuimos a dormir con la triste noticia del asesinato de Isabel Carrasco, Presidenta del PP de León, tiroteada, según todos los indicios, por una madre y una hija, también militantes del PP, en lo que parece una venganza personal relacionada con el despido de la hija de la Diputación del PP de León, de la que la víctima era Presidenta. Esta mañana, El Mundo publica este editorial sobre el crimen:
Este editorial está hecho, como se ve, cuando El Mundo ya conocía que el asesinato -aún por investigar- no tiene nada que ver con la tensión de los ciudadanos frente a los políticos que no hacen bien su trabajo. Por tanto, parece claro que el diario opta por hacer un favor al poder en vez de hacer periodismo. Y aunque la realidad de la noticia lo desmienta, el periódico de Casimiro García-Abadillo culpa a los ciudadanos que critican a los políticos de haber creado un "caldo de cultivo que contribuye a erosionar la relación con unos políticos a los que se ve ahora como enemigos". ¿Cabe mayor desprecio a la verdad y al rigor periodístico?
Hagamos nosotros también periodismo-ficción, por un momento: imaginemos que el asesinato hubiera sido una locura cometida al calor de ese clima anti-políticos que El Mundo denuncia. También en ese caso -repito, que no ha sido así- El Mundo tendría la obligación periodística de contextualizar bien. ¿Los ciudadanos son los únicos culpables del malestar latente contra algunos políticos? ¿Y los políticos no tienen nada que ver en dicho malestar? ¿No llevamos años sufriendo cientos de casos de corrupción de políticos que rara vez pagan por ello?
Otros periodistas, como Isabel San Sebastián, Alfonso Ussía o Hermann Tertsch, metieron también ayer la pata con sus comentarios. Y deberían pedir perdón. Pero al menos fueron fallos al calor de la noticia, cuando aún no se tenía constancia de que el asesinato no tenía nada tenía que ver con el acoso a los políticos.
Me da mucha pena que El Mundo también se haya dejado caer por la pendiente de complacer a los poderosos y huir de la objetividad y del periodismo. En ese tipo de enfoques cuidan a quienes aún les pagan campañas de publicidad institucionales y descuidan su credibilidad. Venden el mañana en unos plazos que les pagan hoy. Son muchas las causas del descenso de influencia y difusión de los grandes diarios (económicas, tecnológicas…), pero esta es nítida y clara. La pérdida de confianza del lector no tiene vuelta atrás. Cuando un lector deja de comprar tu producto porque no encuentra en él ni consuelo ni reflejo fiel de la realidad, ya no volverá. Si la gente compraba un diario para reafirmarse en sus posturas, ahora sólo encuentran en la mayoría de las grandes cabeceras la versión de la oficialidad. En lugar de consuelo en una época histórica, en la época que más falta nos hace el periodismo, los lectores encontramos bochorno, como en ese editorial.
Me dicen amigos que trabajan en grandes diarios que no seamos tan críticos con su falta de apego a la realidad. Que así les empujamos más hacia la crisis. Y me acuerdo de cuando los periodistas despedidos de Telemadrid o Canal Nou, desde el paro, contaban cómo llevaban años siendo obligados a manipular noticias. ¿Qué sentido tiene que se caigan del caballo cuando ya no tienen trabajo? No les juzgo: entiendo que es dificilísimo oponerte a tus jefes; puedes ir a la calle. Pero en su drama personal arrastran al periodismo. Y cuando ya no queden personas que compren su producto, tampoco habrá marcas que quieran pagar porque esas personas las vean; ni tampoco periodistas que hagan el producto.
Tendremos que volver a recordar el poema -mal atribuido a Bertolt Brecht- de Niemöller:
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada"
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Pingback: El bochornoso editorial de El Mundo
Leído en Twitter:
@XoseMorais: Una señora del PP, que trabajaba en una Diputación del PP, asesina a otra señora del PP. ¿La culpa? El Jueves y los escraches, OBVIAMENTE. (Por cierto, Hermann “Monster” Tertsch ya ha vinculado todo esto también a Lara vía El Gran Wyoming).
@Declasebaja: 2 obreros fallecen al día en nuestro país, pero claro, no vamos a estar suspendiendo actos a diario, hay que ser austeros con el dolor.
No hay más comentarios.
El problema es la reacción de un alto porcentaje de ciudadanos, independientemente de cual fue el móvil del crimen, independientemente de si fue una venganza personal o no, lo cierto es que en las redes sociales se manifestó claramente la “deshumanización” de los políticos que estamos sufriendo en este país. Mucha gente lo celebraba – creo que más por hacer la gracia que por otra cosa – mucha gente lo condenaba pero no se sorprendía lo más mínimo de que hubiera pasado y mucha gente añadía pequeñas coletillas al pésame del tipo “pero si era mala sigue siendo mala por muerta que esté”. Por supuesto también hubo gente que simplemente ocndenó lo que es un crimen y no es justificable de ninguna de las maneras, pero desgraciadamente eran los menos, o como mucho la mitad… Creo que el artículo del mundo más que “al crimen en sí mismo” hace referencia a esa reacción ciudadana, que a muchos (y me incluyo) nos dejó horrorizados.
Esto, Ana, te podrá parecer fuera de lugar que alguien precisamente ayer sintiera la necesidad de precisar que una cosa era que esta pobre mujer hubiera sido brutalmente asesinada en plena calle y otra que ahora hubiera que considerarla persona modélica en todos los aspectos (especialmente en aquellos relacionados con su gestión y ética como profesional de la política), pero no puedes ignorar que desde otros sectores de la sociedad se juega rápidamente a este juego: santificar, sin venir a cuento, historias de muerte y de vida que no tienen nada que ver. Una cosa es cómo vives y otra cosa es cómo mueres, en este caso víctima de un terrible crimen.
Entonces, que sí, que el momento no sería el mejor, pero en algún momento tendrá que serlo. En algún momento habrá que poder criticar, por ejemplo, a un Fraga, del que siempre es feo hablar mal, y en algún momento alguien podrá decir, oiga, esta mujer, cuando detentaba los cargos que se nos han comunicado, cobraba lo que cobraba, y actuaba como actuaba, no era ni buena conciudadana (en términos solidarios) ni desde luego adecuada política (en términos judiciales).
A ver si ahora no vamos a ser capaces de diferenciar las dimensiones de lo que tú haces y de lo que te hacen, pudiendo yo sentir mucho que te hagan una barbaridad como la que ha sufrido esta señora, pero sin por ello tener que silenciar, o callar para siempre, que no estoy de acuerdo con el modo en el que te has dirigido en vida.
Si no entiende usted esto entonces el que se va a horrorizar voy a ser yo.
Y el artículo del Mundo va a lo que va. No mereemos la perdiz y si no que por lo menos hubieran sido más sutiles con su partidimo, que toda la prensa lo tiene.
Jorge Fernández debe estar encantado. Ahora tiene un argumento de peso para sacar adelante la ley que elimina la libertad de expresión y manifestación. Dentro de nada, también quitarán el derecho de huelga, de votar y si te pones tonto, de respirar.
Y El Mundo, hay que jo … se, dando alas a esta ganadería que cree que democracia es ir a votar lo que ellos digan cada 4 años.
Nada más lejos de mí que defender a El Mundo, con o sin Pedro J. Pero he hecho el ejercicio de leerme el editorial citado saltándome el titular, y no me ha parecido en absoluto “bochornoso”. Es más, me parece imparcial: “(…) ambiente de creciente animadversión de los miembros de la clase política. Una parte de la ciudadanía considera que éstos están en la raíz de todos sus problemas (…)”, “síntomas de un malestar latente”, “lo que en principio era una actitud protagonizada sólo por unos pocos exaltados” (o sea que ya no son sólo pocos exaltados), “políticos a los que se ve ahora como enemigos”. Nada hay reprochable ahí, por mucho que se empeñe.
En el titular, “Un ambiente hostil que no ayuda a la convivencia”, sí se puede ver algo de parcialidad, pero ¿bochornoso?
Creo que entendemos de manera distinta el editorial. No lo veo en la línea de lo q comentaron Isabel San Sebastián y Hermann Tersch en twitter queriendo asustar a todo el mundo con un “esto es lo que pasa si la gente expresa su opinión y se ejercen medidas de presión” (que fue lo que vine yo a sacar de los tweets y que me hizo hervir de rabia) lo veo más bien un intento por constatar que estamos en un momento en el cual matan a tiros a una política en plena calle puede considerarse justo. Lo veo una llamada a la reflexión más por parte de la clase política que de los ciudadanos – así lo he entendido yo un “Ojo, que se puede abrir la veda y en general la gente está de acuerdo”.
Nada de santificar a esta señora, la pena es que no hubiera medios de juzgarla y ponerla en su sitio por lo que hizo en vida y haya tenido que llegar una esposa despechada y madre desilusionada a pegarle un tiro, pero creo que el editorial va más bien a subrayar: a tiros, en una ciudad tan tranquila como León, a plena luz del día, y más de la mitad de la gente que expresó su opinión lo hizo “celebrando” en cierta manera que por fin alguien se atreviera a hacerlo.
A partir de ahí, claro q se puede y debe juzgar las acciones de políticos aunque estén muertos y si no que hubieran llevado una vida anónima que nadie les pidió que subieran a la palestra. De la misma manera que yo puedo decir en voz alta El Quijote me parece un auténtico coñazo o una auténtica genialidad, según me parezca, y no estaría pisoteando la tumba de Cervantes, estaría analizando la obra de una persona siendo el hecho de que esté muerta un dato circunstancial.
Para mí el asunto está en que la reacción ESPONTÁNEA e INMEDIATA fue la que fue.
Estoy de acuerdo en que la dimensión que desde algunos sectores determinados se ha querido dar a este horrible succeso no es adecuada. Nintan siquiera se acerca a la realidad. Precisamente, la crispación contra la clase política ha sido responsable de un par de agresiones y poco mas. Y aun pensando que la violencia no se puede justificar, tampoco habría estado de mas que alguno se hubiese llevado cuatro ostias por hijo de puta ( perdon por la e presión).
Pero creo que este caso es mucho mas complejo, que hay intereses que precisamente podrían tener mas que ver con la corrupción y el compadreo.
Hombre, no sé que decirte. Se trata de un editorial, no de un artículo o un suelto. En un editorial lo que se hace es glosar una noticia de acuerdo a la línea ideológica del medio, es por definición la parte menos objetiva de un periódico (quitando las columnas de opinión, vamos). Uno puede estar más o menos de acuerdo con el fondo, pero la forma no me parece incorrecta.
Soy un trabajador despedido de Telemadrid y tengo que protestar por el comentario que me alude a mí a otros ex-compañeros de trabajo en aquella empresa.
Los trabajadores de Telemadrid denunciamos reiteradamente la manipulación informativa del canal sin que nuestras protestas tuvieran apenas eco en los medios de comunicación. En el caso de Telemadrid la razón es clara, en el de los demás medios no puedo más que suponer. Eramos una empresa-bandera de la Comunidad de Madrid, hicimos huelgas, protestamos, publicamos una web con el llamativo nombre de “Salvemos Telemadrid” EN ENERO DE 2004 ¿No era eso noticia para Tele5, para Antena3, para TVE? ¿Para El País, para El Mundo, para el ABC?
El único resultado de estas movilizaciones fue que la Presidenta de la Comunidad de Madrid, la famosa Esperanza Aguirre Gil de Biedma nos identificara claramente -a todos los trabajadores- como adversarios políticos. El periodista Alfonso García ha contado varias veces como en una conversación hacia el año 2000 ella le preguntó directamente por qué Telemadrid era un “nido de rojos”.
Y como consecuencia de esta percepción tan extendida entre los dirigentes del PP madrileño cuando se ejecutó el ERE de Telemadrid, ya en tiempo del Presidente Ignacio González, los responsables del Canal ordenaron el despido del 80% de la plantilla. No conservando siquiera al personal técnico imprescindible para los trabajos básicos: cámaras, continuidad, mantenimiento electrónico, etc…. trabajos que ahora realizan jóvenes mileuristas contratados a través de empresas de confianza.
“Y me acuerdo de cuando los periodistas despedidos de Telemadrid o Canal Nou, desde el paro, contaban cómo llevaban años siendo obligados a manipular noticias. ¿Qué sentido tiene que se caigan del caballo cuando ya no tienen trabajo?”
El hecho de que Ud., Sr. Herreros, considere que hemos esperado a nuestro despido para denunciar la manipulación es una prueba de que la manipulación funciona. Nosotros hemos protestado con toda nuestra fuerza, pero los medios más grandes gritaban más alto llevando el debate político hacia temas de su interés. Visto lo visto, está claro que Ud. y muchos otros como Ud., no nos oían.
Hola, José Luis. Me ha gustado tu visión, pues detalla mucho aquello que viviste en primera persona. Es cierto todo lo que dices, pero también lo es que las críticas fueron mucho más descarnadas y valientes cuando estabais en la calle. Sobre todo en el caso de Canal Nou, en el que era un contrasentido ver cómo se intentaba defender que no se echase a la gente y, a la vez, se hacía ver que era un medio al servicio del PP. En un caso y otro, a los trabajadores os tocó ‘bailar con la más fea’. El tema es muy complejo y no cabe en una conversación de blog…
Gracias por venir a contarlo y por el tirón de orejas. UN saludo!
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Mmmmmm el editorial de El Mundo lo veo mal por un lado puesto que designó a priori una causa del terrible asesinato cuando todavía no se sabía lo que había pasado… Ahora bien, es totalmente cierto que en el país (o por lo menos en Madrid) la sociedad está harta de la clase política y su corrupción, eso lo escucho en las conversaciones diarias trabajando de cara al público, y culpan de mucho de los problemas que sufrimos al desastre de los políticos, en ese aspecto el editorial no me parece desacertado ni bochornoso. Lo grave es que, debido a esa situación, cuando ocurrió este crimen algunas personas en Twitter hayan justificado en cierta forma el hecho puesto que la muerta era una política, eso ya es llegar a ciertos niveles de insensibilidad ante el mal ajeno que pueden ser bastante peligrosos para una sociedad
PD: Voy por la mitad de EL poder de las personas y me está gustando mucho el libro, es ameno y didáctico. Saludos!