Comprar seguidores en Twitter puede ser feo pero funciona
Comprar seguidores en Twitter ya lo hacían los romanos (bueno, quizá exagero). Pero cada vez más veo a muchísimas personas que compran con un método sofisticado y que apenas deja huella. Lo malo es que, si no les pillan con el ‘carrito del helao’, acaban saliéndose con la suya. Sé de decenas de personas que lo hacen y lo tengo documentado. Y aunque he decidido no compartirlo, sí doy en este post todas las pruebas sobre dos casos especialmente llamativos porque se trata de dos cargos públicos y encima tienen más de 400.000 seguidores, conseguidos ‘de aquella manera’.
Pero más que poner el foco en dos personas, lo que hago en el artículo es usar esos dos ejemplos para demostrar que Twitter se ha vuelto un entorno donde aparentar lo que no eres, y donde la propia red social no hace nada por evitar ese tipo de prácticas -pese a que las prohibe-. Debemos reflexionar sobre una herramienta que fue sinónimo de transparencia y anda de capa caída, y sobre si puede un político poner por encima su vanidad de la transparencia que debe a los ciudadanos…