Es la guinda que te hace decidir, ipso facto, que en cuanto venza esa póliza te irás con una compañía que sientas que te trata con principios. Por más que un 902 genere ingresos, es un agujero negro por el que se te escapan a chorros clientes tapándose la nariz, aunque no los veas. Pero se van, lo creas o no. ¿Cómo se corrige esto? Ten teléfonos de atención a tus clientes -los que ya te pagan por tu producto o servicio- que sean gratuitos (o provinciales, que están incluidos en las tarifas planas).
Un 902 para clientes es siempre una mala idea y una bajeza que arruina tu marca. Y ve más allá: coge esa llamada y aprovéchala para convertir el momento de bajón de tu cliente en una experiencia excepcional. Si lo consigues, no habrás solucionado un siniestro: enamorarás a un cliente que te acabará comprando más seguros y te recomendará.